domingo, 16 de noviembre de 2008

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El crónico problema de los canes callejeros

Si Mario Vargas Llosa regresara a San Miguel de Tucumán -brindó una conferencia el 19 de noviembre de 1995 en el teatro San Martín- y se enterara de que hay 30.000 canes vagabundos, según el informe de la Subsecretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad, seguramente se inspiraría para escribir la continuación de “La ciudad y los perros” con una trama probablemente más surrealista. Esta comunidad “ilegal” representa el 60% de los canes registrados hasta ahora en el municipio.
La repartición acondicionó un tráiler, en el que un grupo de veterinarios recorrió la ciudad para castrar perras. En total, operaron 2.000 hembras. Los barrios donde más esterilizaciones se realizaron fueron San Cayetano, el Mercofrut, La Ciudadela y Villa 9 de Julio. Según el titular del organismo, los animales de esas barriadas llegan al centro en busca de comida y se instalan allí. En los 15 barrios en los que se instaló el tráiler se esterilizaron los animales callejeros y las mascotas que los vecinos les acercaron.
El funcionario le dijo a nuestro diario que los animales no sólo son peligrosos por la posibilidad de que muerdan a alguien, sino también porque pueden causar un accidente o ser un foco de infección, debido a los parásitos que diseminan en la vía pública. Agregó que el objetivo es llegar a las 5.000 esterilizaciones anuales; de ese modo, en dos años, la población de perros estaría controlada. Con optimismo, aseveró que con las intervenciones quirúrgicas, dentro de un año habría unos 32.000 canes menos en las calles, teniendo en cuenta que las 2.000 hembras hubiesen parido, dos veces al año, ocho cachorros en cada ocasión.
De acuerdo con el relevamiento efectuado en los diferentes barrios de la capital, se estima que alrededor de un 5% de los 50.000 canes que fueron registrados son de razas consideradas peligrosas.
El viernes un grupo de inspectores municipales y de veterinarios se instaló en la plaza Urquiza para controlar que se respetara la ordenanza que establece que los animales domésticos deben ser conducidos con correa y bozal, y que los propietarios o tenedores están obligados a llevar una bolsa y una palita para recoger los excrementos de los animales. La norma que regula la cría y tenencia de perros establece que quienes no la cumplan deberán pagar multas de entre $ 200 y $ 1.000.
Entre otros requisitos se exige que los paseadores deberán inscribirse en el registro que abrirá la Dirección de Urbanidad e Higiene,y deberán llevar los carnets que acrediten que los perros están vacunados. Para poder registrarse, paseadores, cuidadores y entrenadores de perros de razas consideradas peligrosas, como rottweiler, pitbull y dogo, tendrán que sacar un certificado de buena conducta y pasar por un examen psicológico que realizará la Dirección de Salud municipal.
La crónica problemática de los canes callejeros refleja de algún modo la falta de amor por los animales y de cultura cívica de una buena parte de la comunidad que los deja deambular o los abandona en la vía pública. Los animales suelen ser el reflejo de lo que son sus dueños y de sus hábitos. El respeto por una ley se logra educando y haciendo respetar la norma. Pero si los controles son inconstantes y las sanciones inexistentes, nunca se logrará el objetivo perseguido, como suele suceder lamentablemente con muchas leyes y ordenanzas.
Toda iniciativa para dar fin a un antiguo problema social siempre es bienvenida. Lo importante es sostenerla en el tiempo; si no, se corre el riesgo de que en un futuro no muy lejano se deba construir una ciudad para los perros tucumanos.

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