martes, 18 de noviembre de 2008

Artículo recibido


Agresión canina, o cuando la hipocrecía campea




Es bueno que hablemos a todo este manejo –más que nada mediático- que se está realizando sobre los accidentes por mordedura de perros.

Antes que nada acarar que este es un tema en que es preciso despojarnos de todo tipo de prejuicios y preconceptos y encausar la discusión por los carriles más amplios posibles.

Mordeduras de perros han existido desde que esos animales están cerca del ser humano, y es bueno saber, que a menos que estemos hablando de canes enfermos, nunca son buscadas por el animal, sino más bien que éstos están preparados para desactivar ataques antes que para propiciarlos.

Por lo tanto, debemos dejar a un costado todos los argumentos tales como “perro asesino” o “raza asesina”, ya que mundialmente se ha demostrado que el segregar a individuos por sospechas o por antecedentes raciales no ha servido para nada.

No debemos olvidar que si bien el perro es un animal de manada, y ha elegido –mediante la socialización y la domesticación- convivir con el ser humano, la opción de tener un perro es exclusivamente de éste último, por ser la parte racional del dúo. Por lo tanto, es una gran responsabilidad de la Sociedad en su conjunto, todo lo atinente a los problemas de convivencia que se puedan suceder.

Desgraciadamente, en este tópico, como en tantos otros que a la población tiene alarmada, vemos que una gran cuota de hipocresía es utilizada para crear la alarma pública, aprovechando los accidentes que diariamente ocurren –y que son hasta previsibles en cualquier sociedad- para dirigir la atención en determinado sentido.

La falta de rigor científico de determinados agentes auto impuestos, que se erigen como referentes de la población en el tema, hace que la discusión se dispare para cualquier lado, y el resultado de esa falta de seriedad, logra por un lado que las soluciones a las que se arriba sean estúpidas, estériles y faltas de efectividad. A su vez, en una sociedad tan confrontativa como la nuestra, llegamos a otra postura –igualmente necia- que pretende que la culpa de todo lo que ocurra solo la tienen los seres humanos, y por lo tanto aquellos individuos que desgraciadamente no han tenido una buena educación, o una socialización satisfactoria, tal que les permita vivir en una comunidad deben ser intocables.

No es ni una ni la otra, para encarar una discusión seria sobre el asunto que nos ocupa, se deben tener muchas cosas en claro.

Entonces, para culminar con esto, no debemos pensar que ni los perros agresivos, ni que la delincuencia nos azota, ni las calamidades que sufrimos –incluido el boquete de ozono- provienen de causas a las que somos ajenos: debemos entender que hemos construido una sociedad con más agujeros que un queso, bastante mal la hemos dejado. Entonces, en lugar de buscar culpables por todas las esquinas, mejor sería que nos miremos a nosotros mismos y nos preguntamos qué hicimos con el mundo que recibimos.

Claro, es mucho más fácil matar a todos los perros que muerden, encarcelar a los delincuentes y meter a los infantojuveniles en lugares donde no los podamos ver, que molestarnos cambiando nuestros hábitos y nuestras costumbres para revertir de una vez por todas las condiciones para que los “accidentes” no vuelvan a ocurrir.

Nadie tiene la culpa de la polución, ni de la mugre, ni de que haya perros mal socializados.

-Por lo menos yo no- se escucha todo el tiempo.

En Francia, entre enero y agosto de este año, se llevaban sacrificados 150.000 canes por problemas de conducta, pero la mayoría de los propietarios que llevaron a matar a esos canes, tienen un historial de “mala suerte”, ya que al repetir una y otra vez la experiencia de tener un can, siempre les sale mal. Pero la culpa nunca es de ellos, claro.

Entonces, es hora de que si el tema importa –como parece ser- se pongan los puntos sobre las íes y se encare la discusión con seriedad, claro, no es gratis. Muchos sacrificios va a haber que hacer y molestias ni les cuento.

Todo el mundo se horroriza con los accidentes de tránsito y la cantidad de muertes que hay en las carreteras, hasta que lo para un policía y le pone una multa por no tener el cinturón de seguridad puesto.

Entonces, como en todos los tópicos que nos rodean diariamente, solo hay dos maneras de hacer las cosas: bien y mal.

Mas o menos bien, es mal.

Pero, que ocurre, que cuando se plantea la solución y la forma de hacer las cosas bien, siempre alguien se siente perjudicado y comienzan a aparecer los parches, o sea, hacer las cosas mas o menos bien, pero no bien del todo.

La Sociedad se debe una discusión franca y decidir si quiere arreglar el asunto o si prefiere seguir quejándose cada vez que algún problema se escape por una grieta que dejamos, aunque lo ideal hubiera sido taparla.

Vamos a ver que pasa, pero la verdad es que les confeso que soy bastante pesimista.

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