sábado, 24 de enero de 2009

El miedo y reacciones emocionales


Tener miedo en situaciones potencialmente peligrosas es totalmente normal y necesario para animales y personas. Pero como todo, cuando hay demasiado, es contraproducente. Entender las fobias caninas es relativamente fácil, ya que se identifican con las de las personas. La diferencia es que se dan con más frecuencia en los perros ya que no existe una comunicación suficientemente explícita entre hombre y perro como para que se le pueda explicar que no hay motivos para tener miedo y que no le va a causar daño alguno.

Si además se tiene en cuenta que el perro esta fuera de su entorno natural y esta siendo manipulado por el hombre durante etapas críticas y fundamentales en su desarrollo mental, entonces no es de extrañar que existan tantos casos de fobias caninas, que por otro lado, la mayoría de las veces no causan molestias, por lo que "para que preocuparse".

Tipos de reacciones

Algunos perros experimentan reacciones de miedo, hacia estímulos inanimados como los fuegos artificiales, tormentas eléctricas y sonoras (truenos y relámpagos) o a los disparos de armas de fuego.

Desgraciadamente, muchas de estas reacciones emocionales son aún más intensificadas por querer resolverlas de la manera incorrecta, es decir, cobijando e intentando calmar al perro con palabras dulces y abrazos.

Otros pueden sentir miedo hacia personas o perros, pudiendo ser agresivos si no consiguen alejar a la persona o animal que les produce ese miedo.

Otros temen la soledad, comportamiento muy común en aquellos perros que estaban habituados a una compañía constante pero que por razones de trabajo, ahora pasan largas horas encerrados solos en casa. Estos perros tienen como valvula de escape, la destrucción, ladrar excesivamente o hacer sus necesidades. Nunca debe de interpretarse como una venganza personal por haberlo dejado sólo. Simplemente es el resultado natural de un animal sociable y dependiente que sufre una "Ansiedad de separación".

Las causas de sus reacciones

Pueden ser por falta de costumbre hacia algo en particular. Si el perro ha tenido la oportunidad de experimentarlo a una temprana edad y moderadamente, entonces no le resultará extraño su aspecto o sonido. Por el contrario, si no está habituado y lo experimenta por primera vez con mucha intensidad, le causaría una reacción traumática que provocaría una fobia hacia ese estímulo en particular o cualquiera que se le parezca (aun con poca intensidad). Cuando su perro acepta por las buenas quedarse sólo, es gracias a que fue habituado a ello con anterioridad.

Como se trata

Primero hay que identificar el tipo de miedo (estímulos inanimados, personas, animales, perros o soledad). Una vez identificado, se le debe exponer al miedo de forma constante y gradual. Algo que resulta bastante trabajoso y requiere mucha paciencia.

Lo ideal es restablecer una nueva asociación con el estímulo. Se provoca el miedo en su grado mínimo y se recompensa (comida) al mismo tiempo.

El uso de tranquilizantes

Cuando un perro es muy sensible de oido, los tranquilizantes pueden ser de ayuda. Sobre todo si el perro no puede siquiera tolerar el grado mínimo. Debe de practicarse tres veces al día a plena dosis. Pasados unas semanas es posible entonces, que tolere el nivel mínimo, con lo cual se empezaría a disminuir la dosis durante las dos semanas manteniendo el mismo nivel de ruido. Una vez desaparecido el efecto de los tranquilizantes, se empezará a subir el grado del volumen. Aunque al principio es difícil notar mejoría, cuando la medicación ya no sea necesaroa, se progresará más deprisa.
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